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Miles de israelíes se han afiliado al partido gobernante,El Likud, para atacarlo desde adentro

El Likud, partido de Netanyahu, atacado desde dentro para transformarlo
El Likud, partido de Netanyahu, atacado desde dentro para transformarlo
Miles de israelíes se han afiliado al partido gobernante,El Likud, para atacarlo desde adentro

Jerusalén, 19 ago (EFE).- Miles de israelíes se han afiliado recientemente al partido gobernante, el Likud, para influir desde dentro en la formación del primer ministro, Benjamin Netanyahu, un hecho que el partido equipara a un ataque interno y trata de confrontar.

La batalla en el seno del Likud saltaba esta semana a la luz con la noticia de la descalificación de la membresía de diez mil personas, bajo el argumento de que estaban también afiliadas a otros partidos, algo que prohíbe la ley.

La mayoría de los descalificados aparecían en el registro general inscritos en formaciones de izquierdas: laboristas (5.746) y del pacifista Meretz (1.297), pero también los había que pertenecían al partido Hogar Judío (2.862), de derechas y principal socio de la coalición de gobierno.

Una cuarta parte de los descalificados pertenece al movimiento denominado Nuevos Likudniks, que defiende que el registro de partidos no está actualizado y que varias descalificaciones son un error.

Como medida preventiva, el Likud ha suspendido el registro en línea de nuevos militantes y planea "varias medidas" contra nuevos socios ajenos a las ideas del partido, declaró esta semana al diario Maariv el diputado y jefe de la coalición David Bitán, que denunció "un intento obvio de hacer una toma hostil".

Fuentes del Likud señalaron a Efe que los nuevos afiliados con ánimos de cambio deben ser considerados un fenómeno diferente a los "activistas que quieren influir desde dentro" y que se afilian pese a que no votan al partido ni comulgan con sus principios.

Los Nuevos Likudniks -cuyo portavoz Nir Hirshman dijo a Efe que no concede entrevistas a medios extranjeros- se definen en su página web como personas "de clase media, que trabajan, estudian, sirven (en el Ejército), pagan impuestos y aman a su país desde todas las posiciones y el corazón", aunque "no han sido escuchados durante muchos años".

La pérdida de fe en la política, asegura el grupo, ha hecho que mucha gente se quede fuera de esa esfera y, por tanto, sin representación, una tendencia que buscan revertir: "Decidimos pasar a la acción, convertirnos en masa en miembros del Likud para influir desde dentro" en las decisiones políticas.

Sus dos objetivos declarados son velar por los intereses económicos de la clase media y mantener una democracia liberal en el país, con el establecimiento de "un centro sionista liberal que satisfaga los deseos de la mayor parte del centro político".

Algunos de sus integrantes declararon al diario Haaretz que ya en febrero eran unos 6.000 y Bitán asegura que son "menos de doce mil", aunque el partido no da cifras de estos seguidores.

"Los Nuevos Likudniks son una tendencia organizada. Han hecho un llamamiento para que se afilie la gente para derrocar al Likud desde dentro y muchos se han afiliado. Parece que alguien les está financiando", protestó Bitan.

El partido, que cuenta con cerca de cien mil militantes, también se enfrenta a manifestaciones de sus miembros contra Netanyahu, sospechoso oficialmente en dos casos de corrupción y fraude e involucrado en investigaciones de otros dos.

Esta semana, miembros del partido pidieron la retirada de la afiliación de ocho personas tras detectar que participan en la protesta de cada sábado ante la casa del fiscal general, Avijai Mendelblit, que se queja de la lentitud en las investigaciones al primer ministro.

Los denunciantes consideran que manifestarse contra Netanyahu entra en la cláusula del código interno que permite retirar la afiliación "si un miembro forma parte de otro partido diferente o participa en actividades o asiste a un partido rival al Likud".

"Es bien sabido que la izquierda está dando pasos para sacar al Likud del gobierno", aseguraron en su texto los denunciantes, que pretenden mandar un mensaje claro: "Los militantes y el partido se defenderán de los que actúen para hacer daño. Democracia no es anarquía".

"Un miembro del Likud no puede actuar contra el partido y su líder", asegura Bitan, para quien "aunque haya libertad de expresión y manifestación, un partido no tiene que aceptar en sus filas a miembros que descaradamente lo critican y se manifiestan contra su líder".

Como antídoto, cientos de conservadores hacen circular por las redes y firman un juramento de lealtad: "Por la presente juro y declaro que siempre apoyaré al primer ministro y a su mujer, siempre, en el fuego y el agua, y apoyaré al primer ministro en lo que haga, sin cuestionarlo, y a todos los ministros y diputados del Likud, y siempre estaré orgulloso de ser un verdadero likudnik".

Ana Cárdenes y María Sevillano