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REGRESO

Con temor e incertidumbre regresan a Irak los Kakai; una minoría perseguida por el EI

Kakai, una minoría perseguida por el EI, a la espera de un futuro incierto
Kakai, una minoría perseguida por el EI, a la espera de un futuro incierto
Con temor e incertidumbre regresan a Irak los Kakai; una minoría perseguida por el EI

Al Mayidiya (Irak), 1 ago (EFE).- Cerca de 12.000 kakais, una de las minorías que fueron perseguidas por los yihadistas por su "religión secreta", regresaron hace poco a sus casas en el norte de Irak y están reconstruyendo sus vidas, aunque les espera un futuro incierto, por el temor a un eventual regreso de los radicales.

Estos kakais que viven en siete aldeas ubicadas en la carretera que une la ciudad de Mosul con el Kurdistán iraquí, una zona que estuvo controlada por el grupo terrorista Estado Islámico (EI) hasta octubre pasado y que ahora, todavía parcialmente en escombros, da los primeros pasos de su reconstrucción.

Son conocidos también como Yarsan o Ahl al Haq (pueblo de la verdad) y, al igual que los yazidíes, minoría religiosa también perseguida por el EI, son de etnia kurda.

Sus creencias se basan en el yaresanismo, una religión mística fundada en el siglo XIV, que se difundió en Irán y zonas de Irak y que luego fue desarrollada por los kakais para incluir principios del zoroastrismo y del islam chií, algo que los convierte en "apóstatas" a los ojos de los yihadistas.

Incluso antes del EI, los kakais siempre han mantenido ocultos los ritos de su religión y suelen vivir aislados debido a que temen una persecución social, explica a Efe por teléfono desde Bagdad el fundador de la ONG Consejo Iraquí para el Diálogo entre Religiones, Saad Sallum.

En sus pueblos, donde no se ve una mezquita, rezan en secreto en santuarios llamados Gamjana (el lugar de agrupación), que desde el exterior parecen casas normales sin ningún símbolo que las identifique.

Casi 820 familias kakais han regresado a sus casas a lo largo de los últimos meses en Al Mayidiya, uno de los siete pueblos situadas en la comarca de la llanura de Nínive adonde huyeron en agosto de 2014, cuando les llegaron informaciones sobre las masacres perpetradas por los terroristas de EI contra la minoría yazidí.

Esta comarca, al norte de Mosul, donde se concentran las minorías cristiana, yazidi, shabak, turman y kakai, fue liberada el pasado octubre por el ejército kurdo "peshmerga", al inicio de la ofensiva contra el EI.

En Al Mayidiya todavía hay viviendas destrozadas por las minas que dejó el EI después de huir de la zona y que mataron a catorce kakais cuando volvieron a sus casas.

Cada pueblo kakai tiene un "mujtar" (elegido) que es para ellos "el hermano mayor", el responsable de cada pueblo: suele llevar traje tradicional kurdo y turbante y tener un bigote frondoso que cubre hasta el labio superior, que es obligatorio para cada hombre kakai.

Para el mujtar de Al Mayidiya, Salah Aziz, en el pueblo hay seguridad pero "de forma temporal" y teme que si no se alcanza "una solución fundamental para acabar con el pensamiento radical, los problemas volverán otra vez con otra organización extremista".

Sentado en su casa, que acaba de reconstruir después de pasar más de dos años desplazado en Erbil, capital del Kurdistán, Aziz recuerda los días de 2007 cuando los yihadistas de Al Qaeda controlaron Mosul y persiguieron a todas las minorías, entre ellas los kakais.

"El futuro de las minorías es incierto", apostilla el hombre de 52 años "por la existencia del pensamiento radical" a pesar de que el EI ha sido derrotado en Mosul.

Cerca de Al Mayidiya está situado el pueblo Zanguel, el único de la zona que el EI no llegó a conquistar, porque, después de evacuar a mujeres y niños, los hombres se quedaron luchando codo con codo con los "peshmergas" y evitaron la entrada de los yihadistas.

El mujtar de Zanguel, Saadi al Kakai, donde viven más de 700 familias, cree que la mejor opción para garantizar su seguridad será unirse al Kurdistán en el caso de que logre la independencia después del referéndum que se ha convocado el próximo 25 de septiembre para separase de Irak.

"Unirnos a la región de Kurdistán será una salvación para nosotros de los problemas, los obstáculos y las persecuciones que pasan de vez en cuando", asegura Al Kakai.

Según explica el responsable del Consejo Iraquí para el Diálogo entre Religiones, las minorías "están perdiendo su brújula" y se sienten vulnerables ante la gran división en Irak y las tensiones entre los grupos mayoritarios como los árabes chiíes, suníes y los kurdos, algo que pone en peligro la multiconfesionalidad del país.

Azza Guergues