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ELTON JOHN

Elton John conquista Marbella en un concierto lleno de amor y contra el terrorismo que destruye el mundo

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Si la música cura el odio, como profetiza Elton John su concierto en el Festival Starlite de Marbella fue una sobredosis de amor contra el terrorismo que destruye el mundo.

Elton John conquista Marbella en un concierto lleno de amor y contra el terrorismo que destruye el mundo

Marbella, 20 jul (EFE).- Si la música cura el odio, como profetiza Elton John su concierto hoy en Marbella fue una sobredosis de amor contra el terrorismo que destruye el mundo.

El que fuera nombrado en 1996 Sir o Caballero de la Orden del Imperio Británico, por su brillante carrera musical, se tornó en doctor contra el horror durante éste su último recital antes de sus vacaciones. Advirtió que sería un "show especial" apenas tres canciones después de iniciar su espectáculo, cinco minutos pasadas las nueve de la noche, y no exageraba.

Leyenda viva del pop internacional, Elton Hercules John, cerró ciclo de su gira mundial en el Starlite Festival que acoge la ciudad de Marbella y que reanudará el próximo 16 de septiembre en el estado norteamericano de Georgia. Al son de A good heart y con una inmensa pantalla que proyectaba la frase "we love you", un corazón y los códigos aeruportuarios de las ciudades de Berlín, Madrid, Londres, Manchester, París, Orlando, Niza y Estocolmo (últimas golpeadas por ataques terroristas), el mito de la música hacía un canto a la fraternidad y recordaba "aquel viejo lema del amor".

'Wonderful Crazy Night Tour' es el título de su gira y trigésimo tercer disco en el mercado, grabado junto al coproductor T Bone Burnett; un álbum que repasa cinco décadas de una exitosa trayectoria profesional en la que ha acumulado cinco premios Grammy, cinco premios Brit, un Globo de Oro, Un Tony, un Disney Legends, un premio Kennedy y hasta un Óscar por sus composiciones para la película El Rey León.

A sus ya 70 años, logró hacer bailar durante más de dos horas a un aforo de 3.000 personas que posee la instalación marbellí, ubicada entre las rocas de la cantera de Nagüeles y por cuyas localidades se llegaron a pagar desde 180 hasta 1.300 euros.

Cuando apenas caía el sol, irrumpió con fuerza el sonido de las guitarras de su mítica banda, formada por Davey Johnstone, en la guitarra; Nigel Olsson, en la batería; Kim Bullard, en el teclado; Matt bissonette, en el bajo, y John Mahon en la percusión.

Con el tema Bitch, el pianista, cantante y compositor inglés rompió el hielo de un público que parecía haber quedado absorto ante su indiscreta presencia, adornada por un traje negro con incrustaciones de brillantes que pintaban flores y flamencos rosas combinada con una camisa fucsia y zapatos de charol a juego.

No ocultaban su emoción los cristales oscuros de su gafa en un recital que se fue tornando de nostálgico a vibrante a medida que la noche se apoderaba de la platea y que arrancó con sus composiciones menos conocidas, como Bennie, Blues, Pilot, Daniel o Looking Up.

Su canto al amor y sus palabras de compromiso contra el terrorismo fueron, a mitad del espectáculo, la antesala a un repertorio que manifestaba su esperanza por la vida, por la felicidad y por la nostalgia que tuvieron su punto álgido en su éxito internacional Your song.

No olvidó a sus grandes amigos desaparecidos, como el también artista George Michael, al que recordó con su imagen en una pantalla gigante, o la Princesa Diana de Gales, a la que dedicó su Candle in the wind (vela en el viento).

La estela de Elton John demostró ser un auténtico fuego fatuo que no pasa pese a los años y mantiene intacta su virtuosidad al piano y afinación de su voz.

Con cada ovación, en pie y unánime, eran cada vez menos suyas sus canciones y melodías, y más las de un público entregado a toda una leyenda sobre la que no dejarán que caiga el sol.