Felicidad y actividad física en personas mayores

Interesante investigación que explora la felicidad –presente y pasada- de personas mayores de 65 años así como la relación que la práctica de Actividad Física pudiera tener con ella. Los participantes cumplimentaron voluntariamente un cuestionario de datos sociodemográficos, el Cuestionario de actividad Física General en versión española y la Escala de Felicidad.

Viejo, anciano, tercera edad
Felicidad y actividad física en personas mayores

Las personas felices viven más y son más autónomas que las personas infelices, aunque esta relación está claramente mediada por la morbilidad prevalente y las conductas de salud como la práctica de actividad física. Así, el objetivo principal de este estudio fue explorar la felicidad –presente y pasada- de las personas mayores de 65 años así como la relación que la práctica de actividad física pudiera tener con ella. La primera hipótesis que se planteó en relación a este objetivo, predecía que la felicidad presente de los participantes sería menor que su felicidad pasada; los resultados permiten confirmar esa hipótesis al identificar una felicidad presente menor (en algo más de dos puntos en una escala Likert 0 a 10 respecto de las medias) que la pasada/evocada. Este decremento en la felicidad percibida ha sido usualmente asociado con la pérdida de factores relacionados con la felicidad como la pareja o la salud. Aunque este hallazgo contradice a priori los postulados de la estabilidad de la felicidad a lo largo del ciclo vital, las diferencias pueden relacionarse con las perspectivas de investigación adoptadas: mientras que las metodologías longitudinales y transversales no arrojan diferencias significativas en felicidad entre las diferentes edades e incluso identifican una mayor madurez emocional en la vejez que permite disfrutar más de la vida, la evaluación retrospectiva de la felicidad arroja mayores puntuaciones de felicidad pasada. La segunda hipótesis postulaba que los mayores que realizan actividad física estimarían mayor su felicidad que los sedentarios, relación que se ve confirmada por los datos al estimar su felicidad en algo más de 2 puntos de media (en una escala 0-10) para los mayores de 65 años que practican algún tipo de actividad física frente a aquellos que tienen un estilo de vida sedentario. Desde nuestro punto de vista, la relación felicidad-ejercicio es expresión de los beneficios de la actividad física sobre el bienestar físico, psicológico y social de la población general y de la población mayor en particular; en este sentido, la mejora de la condición física, las habilidades de autonomía, la auto-eficacia y las estrategias de afrontamiento podrían ser algunos de los productos de la actividad física más beneficiosos para un envejecimiento con bienestar subjetivo, aunque este aspecto debe ser comprobado en futuras investigaciones. La última hipótesis proponía que la pérdida de actividad física implicaría menores niveles de felicidad presente de los mayores participantes. Los resultados muestran que: a) Los mayores más felices son aquellos que practican actividad física en la actualidad, ya sea por una incorporación a la misma en esta etapa de su vida o por el mantenimiento de hábitos previos. Dos acercamientos explicativos, aunque no excluyentes, son posibles: por un lado la influencia positiva de la práctica de ejercicio físico y por otro lado el sedentarismo involuntario que obliga a algunos mayores, por su estado de salud física, a una inmovilidad forzosa. b) Haber estado implicado en la práctica de actividad física en algún momento del ciclo vital (en el pasado, en el presente o de manera continua) está relacionado con un nivel mayor de felicidad que haber tenido un estilo de vida sedentario. Los mecanismos gracias a los cuales la práctica de actividad física tiene este papel protector de la felicidad están por determinar, aunque es posible plantear hipótesis como el aprendizaje y/o estimulación de habilidades de afrontamiento y manejo del estrés, la creación de redes extensas de apoyo social o la inclusión en estilos de vida saludables que permiten un envejecimiento saludable. Entre las limitaciones de este estudio cabe destacar el reducido tamaño de la muestra, que no sólo resta representatividad a la misma sino que impide el uso de pruebas paramétricas de decisión estadística, en base a las cuales es posible explorar las relaciones planteadas con mayor precisión. Además, es necesario señalar la dificultad de la cumplimentación de las pruebas por parte de los participantes que, aunque asistidos por los investigadores, mostraron dificultades en la comprensión de algunos conceptos, en la limitación de su respuesta a las preguntas y en la utilización de escalas cuantitativas para la evaluación de conceptos cualitativos. Futuras investigaciones deberían partir necesariamente de una adaptación de los instrumentos a la población mayor de 65 años y de una muestra de mayor tamaño. Además, replicar este estudio agrupando a los participantes en función de su voluntariedad/obligatoriedad en la práctica de actividad física permitiría clarificar el sentido de ocio u tratamiento que este ejercicio tuviera para los mayores y quizás correlacionarlo con la felicidad –presente y pasada- estimada. Por otro lado, una metodología longitudinal permitiría hacer un seguimiento estricto de las conductas de actividad física de los participantes y de su felicidad percibida, perspectiva que facilitaría confirmar el papel protector de la práctica de ejercicio en la felicidad de los mayores y, quizás, entender los mecanismos que median en dicha relación. A pesar de las limitaciones señaladas y de las diferentes investigaciones que aún quedan por desarrollar, nuestros resultados permiten suponer un papel protector de la actividad física en el bienestar subjetivo de las personas mayores y por lo tanto de su felicidad. Este papel protector es fundamental en el diseño de los programas de promoción e intervención en el envejecimiento activo y positivo de la población.

Macarena Lorenzo, María del Rocío Bohórquez, Alfonso Javier García Escritos de Psicología. 2013;6(2):6-12 DOI 10.5231/psy.writ.2013.2106