La Nueva Fobia del Mundo

El sufrimiento es nuestro maestro, nuestro lazarillo. Sin él vagaremos ciegos por el mundo, nos dejaremos guiar, como ovejas, por aquellos que nos han arrebatado poco a poco todo cuanto nos acercaba a la inmortalidad.​

Sufimiento
La Nueva Fobia del Mundo

En los últimos años, o más bien décadas hemos observado una constante social y antropológica de lo más interesante. Las fobias. La moda a las fobias.

La más reciente de todas ha sido la fobia a la muerte. Hasta hace bien poco se había instaurado un nuevo tabú en el mundo para sustituir al del sexo: el de la muerte. Era este un campo de minas; todo el mundo ignoraba su existencia, si se hablaba de ello se sembraba el pánico y las masas permanecían en silencio, aterradas de ese ser apocalíptico.

Pues bien, hay una nueva fobia en el mundo, una que es “trending topic” y que está casi más de moda que la televisión basura. El sufrimiento, la tragedia. La sociedad ha superado esa fobia a la muerte (en términos generales) reblandeciéndola a través del hiper-sexualismo, el consumismo y demás herramientas que poco a poco han ido horadando su capacidad de reflexionar. En lugar de superar esa fobia, han decidido malnutrir sus capacidades intelectuales.

Ahora bien, las emociones, los sentimientos, cuando son de carácter potente, cuando el efecto de los mismos son actos, no son demasiado seguros o provechosos para la sociedad actual. Se prefiere tener una horda de seres humanos tranquilos, que viven de trabajar y consumir en un ciclo inagotable. Empezamos viviendo, trabajando, haciendo, pensando, sintiendo y muriendo. Después pasamos a vivir, trabajar, pensar, sentir y morir. Cuando llegó la fobia a la muerte y el consumismo ya era una fuerza dominante en el mundo, nos convertimos en trabajar, consumir y sentir.

Y ahora que hemos entrado en la fobia a lo trágico, nos estamos asentando en ese ya mencionado ciclo infinito de trabajo y consumo.

Por la sencilla razón de que es más fácil doblegar y pastorear ovejas que seres humanos. Así que, ¿por qué no les reducimos a niveles de animales estúpidos pero con las capacidades de seres humanos?

Hemos ido viendo cómo perdíamos todo sentido de pertenencia, de identidad; cómo se ha perdido el individualismo, el que cada uno persiga lo que lleva dentro de sí, en pos de utopías políticas que nos han traído más ruinas que glorias; cómo hemos reducido los grandes Misterios que daban sentido y verdad a la Fe y a la Moral; cómo hemos luchado por acabar con la posibilidad de que nuevos artistas nos guíen en nuestro camino. Y por fin traemos la guinda del pastel. Erradicar el último refugio de los hombres. Los sentimientos. Las emociones. La tragedia. Aquello que nos enlaza a los unos con los otros y nos ata a algo más grande que nosotros mismos.

Porque es en el sentir donde anida la empatía; es en el sentir donde el espíritu se alimenta de lo eterno; es en el sufrir donde aprendemos, a través del cual nos esculpimos poco a poco, tomamos forma, nos definimos. Los sentimientos forjan creencias, nos llevan a actuar, a tomar conciencia propia del mundo. El sufrimiento es nuestro maestro, nuestro lazarillo. Sin él vagaremos ciegos por el mundo, nos dejaremos guiar, como ovejas, por aquellos que nos han arrebatado poco a poco, todo cuanto nos acercaba a la inmortalidad.

Esta nueva moda, esta fobia al sufrimiento, a la tragedia, no sólo acabará con el sufrir interior de cada uno, sino que erradicará toda forma de sentimiento, erosionándola hasta convertirla en nada. Me acuerdo ahora de una parte de la profecía de Huxley en su Mundo Feliz; todos esos pobres desgraciados medicándose para no sentir. Ni placer ni sufrimiento.

A eso estamos acercándonos. Poco a poco, pero irremediablemente.