Crítica de Cine: David Lynch "The Art Life"

Jon Nguyen ha conseguido en este documental sobre uno de los directores de cine más enigmáticos dejarnos ver con mayor profundidad qué caminos siguió y qué descubrimientos hizo David Lynch

David Lynch The Art Life
Crítica de Cine: David Lynch "The Art Life"

Se han hecho incontables entrevistas, libros y documentales sobre directores de cine. Desde Truffaut hasta Herzog pasando por Brian de Palma, Tarkovsky, etc.

Y aunque a simple vista este parezca ser el caso, un documental sobre uno de los directores de cine más enigmáticos no podía caer en la corriente clásica. Y no lo ha hecho.

Esta pequeña introspección en el mundo de David Lynch ha sido realizada y dirigida como una de sus películas. Con saltos y vacíos de todo tipo, con extrañezas, demás curiosidades y las obras de Lynch intercalándose durante el documental. Jon Nguyen (el director), ha conseguido, en parte gracias a la enorme disposición de un normalmente introvertido Lynch, dejarnos ver con mayor profundidad qué caminos siguió y qué descubrimientos hizo el creador de maravillas como Blue Velvet, para llegar hasta donde ha llegado.

El caso es que Nguyen no ha tratado de enfocar el documental como una crónica vital; sino que se ha centrado en los años formativos, caóticos y enriquecedores de la juventud de Lynch. Así, el documental observa impasible al Lynch de ahora mientras pinta en su estudio y cuenta la historia de su niñez, adolescencia y juventud.

Y es que la primera gran pasión de este controvertido artista fue y es la pintura. En ella, según dice, descubrió un propósito y una forma de vaciarse y desahogarse. Sin ella no podría vivir. También fue la pintura la que le llevó al cine; aunque por un “accidente” que encaja a la perfección con alguien tan extraño como David Lynch. Cuenta como, a propósito de nada, tuvo una alucinación en la que uno de sus cuadros de repente adquiría movimiento y sonido. Y ese fue el primer paso que dio en el séptimo arte.

Hay dos cuestiones de enorme importancia, las dos que hacen de este documental una pieza clave para todos aquellos interesados en el aparentemente inalcanzable mundo del crear, del hacer Arte. Los sueños, y lo que Lynch denomina “la vida del arte” (the art life).

En primer lugar, vemos, mezclando las obras de Lynch, sus cuadros, con toda su recolección sobre los sueños que tuvo (tanto en vigilia como en sueños), una enorme influencia de los segundos sobre los primeros.

Cómo sus experiencias, sus anhelos y pesadillas han conformado al artista que ahora se sienta a observar una de sus últimas creaciones con un cigarro en mano y su hija pequeña correteando y pintando por los alrededores. Cómo sin ellos no habría llegado donde está ahora.

Y en segundo lugar sentimos cómo rezuma en y alrededor de Lynch el arte y el ser artista. Y es que él mismo lo dice; que lo más importante para él, en su juventud, era vivir “the art life”. Él lo define, medio en broma medio no, como beber café, fumar y pintar. Así, le escuchamos explicar y mostrar la importancia del arte en su vida, del ser artista; el cometido que él ha tenido durante toda su vida.

Y el que finalmente, tras una primera etapa vital –que aunque alegre y estable familiarmente, la muestra tejida en sombras, pesadillas y extraños sucesos (¿qué otra cosa podía esperarse? Es David Lynch) de descubrimientos y de instaurarse a sí mismo como Artista, le ha llevado a situarse –muy merecidamente– en el Olimpo de los artistas contemporáneos.

Nguyen ha hecho un trabajo espléndido. Una pequeña joya, reveladora, bien tratada y de un valor incalculable.